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domingo, 11 de mayo de 2008

Asílido (III)

Clase: Insecta
Orden: Diptera
Familia: Asilidae
Género: ?


Una mosca asesina de la subfamilia Asilinae. El ángulo es interesante desde un punto de vista fotográfico (lo que no quiere decir que la foto sea buena), pero nefasto desde el punto de vista entomológico (totalmente inadecuado para intentar siquiera determinar la especie).

Se trata de un macho a juzgar por el final del abdomen que, aunque fuera de foco, deja ver claramente que carece del oviscapto terminado en punta característico de las hembras. En esta familia los machos no presentan ojos holópticos.

La posición con una pata delantera levantada es la típica en que acechan a posibles presas. Entre las muchas especies de asílidos, todos depredadores, hay diferentes estrategias de caza. Una de ellas consiste en apostarse sobre un lugar despejado con buena visibilidad del entorno, frecuentemente un tronco seco y permanecer atento al paso de cualquier insecto volador. Cuando un insecto pasa volando el asílido gira bruscamente en su dirección, evalúa la distancia, velocidad y trayectoria del posible objetivo y a veces duda, levantando una o incluso las dos patas delanteras en ademán de despegar hacia su víctima pero sin llegar a hacerlo. Entonces se queda así, con su patita en alto como si intentara alcanzar el ansiado alimento, tal como aparece en la foto.

Cuando la distancia es menor, no hay dudas, y el asílido sale disparado con un potentísimo vuelo hacia su víctima, la intercepta en el aire y la sujeta con sus fuertes patas, regresando rápidamente a su tronco. Para cuando toma tierra ya le ha clavado su probóscide e inyectado jugos digestivos cargados de enzimas que disuelven los tejidos convirtiéndolos en una sopa proteínica. Los asílidos cazan cualquier presa que puedan manejar, a veces de un tamaño muy superior al suyo: arañas, avispas, abejas, libélulas, escarabajos, moscas (incluidas otras especies de asílidos), saltamontes, neurópteros, mariposas...

Si se les coge con la mano pueden propinar dolorosas picaduras. Salvo en defensa propia, las especies europeas nunca pican a vertebrados, aunque a veces se acercan a los mamíferos en busca de las moscas y tábanos que éstos atraen.

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